lunes, 15 de agosto de 2022

Resignificando el éxito

     Asociamos el éxito a resultados positivos en un asunto, a la conclusión satisfactoria de algún negocio. Está vinculado con victoria y triunfo. Todos anhelamos ser exitosos en lo que hacemos y sin duda no deseamos ser relacionados con fracaso, fiasc o, derrota o pérdida. No son palabras que alguien quisiera en su epitafio.

¿Qué has alcanzado?

Todos queremos el éxito

    Todo parece resumirse a esa pregunta. Esa cuestión ha torturado a muchas personas en el mundo a través de los siglos. ¿Qué responderías a esa interrogante? ¿Sientes un frío en la barriga de pensarlo? Si te encontraras a un compañero del colegio ¿Cómo transcurriría esa conversación? Es posible que nos sintamos intimidados por los logros de los demás, y por eso evitamos tener que responder esas cuestiones, tal vez porque nosotros evaluamos a los otros con esa medida y suponemos que seremos juzgados de la misma forma. Muchos no asisten a sus reuniones de reencuentro del liceo o la universidad porque sienten que no tienen nada para mostrar.

    Todos queremos tener esa sensación de haber alcanzado algo o de estar en la dirección correcta. Sin embargo, la mayoría de las veces lo primero que viene a la cabeza cuando reflexionamos sobre el éxito son las posesiones y los logros profesionales. ¿Será que el tan anhelado y escurridizo éxito es solo eso? ¿Será que se resume a lo que tengo o a mi síntesis curricular?

    Si fuese así, las personas con pocos ceros en su cuenta bancaria no podrían ser considerados exitosos, o tal vez alguien que no tiene una carrera universitaria o un empleo importante tampoco entraría en la cajita social de éxito. Es probable que los misioneros no encajen en esa definición y menos aún las madres que se quedan en casa cuidando y educando sus hijos. No hay dinero ni realización profesional en ninguna de esas actividades.

Éxito, identidad y autovaloración

    Siempre que haya un equilibrio saludable no hay problema en tener metas y alcanzarlas. Las dificultades podrían aparecer cuando basamos lo que pensamos que somos en esa realización personal.


¿Cuál es el fundamento de tu identidad?

    Eso es inconveniente por varias razones, pero en primer lugar porque una identidad fundamentada en esa prosecución del éxito es como un castillo de naipes. No hay nada seguro en esta vida. Tal vez sí hay algo inequívoco: La incerteza. Nosotros planificamos nuestra existencia como si los planes fuesen hechos, y las expectativas fueran realidades, pero no podemos dar nada por sentado. El castillo de naipes puede venirse abajo en cualquier momento, y si eso sucede, la identidad que depende de él se verá afectada; terminamos teniendo dudas sobre quienes somos. Es como si el piso en el que estábamos parados, donde habíamos hecho cimientos, se deshiciera debajo de nuestros pies.

    También es inconveniente porque la identidad y la valoración personal tienen un vínculo muy profundo. Por eso, si nuestro valor tiene una correlación con la identidad propia y si esta se encuentra fundamentada en el éxito que alcanzamos, existe un gran riesgo. Nada ni nadie es capaz de garantizarlo e inclusive teniéndolo en la mano, este puede escabullirse sin despedirse. Si eso sucediera, la identidad y la autoestima se derrumbarían también, y eso es muy peligroso.

    Es bastante común que una mujer con cierta realización personal y profesional que se enfrenta a la maternidad por primera vez se sienta un poco perdida. Porque si su identidad estaba basada en lo que hacía y lo que obtenía, y ahora tiene que parar, sus medios de gratificación de repente no están. Lo mismo podría suceder con alguien que cambia de carrera, se jubila, etc.

    En mi caso particular, yo me sentía muy plena en mi trabajo transcultural, me ocupaba en cosas de la misión junto a mi esposo, éramos un equipo maravilloso (y lo seguimos siendo), pero cuando Marcela nació tuve que parar. Fue necesario dejar de hacer algunas cosas por falta de tiempo y ya no podía participar en la misma medida de antes.

    Eso sumado a la ineptitud que una siente cuando es mamá primeriza Hay muchas cosas que no sabía hacer y otras más que ni siquiera sabía de su existencia. Las primeras semanas (además de las luchas con la lactancia) hasta ponerle una blusa a Marcela era un desafío para mí; yo pensaba que le podía romper su brazo o hacerle daño. En fin, esos fueron grandes cambios. Pasar de sentirte plena, útil y segura, a sentirte mermada, inútil y llena de inseguridades (y cansada, muy cansada) es mucha cosa.

    Sin embargo, con el pasar del tiempo y bastante paciencia, las piezas fueron encajando otra vez. Comencé a sentirme mejor en mi nuevo papel, y a sentirme plena, útil y segura como mamá de Marcela. Es decir, en algún punto del proceso llegamos a sabernos exitosas en ese nuevo rol de madres, aunque no corresponde con lo que la sociedad define como éxito.

Es posible saberse exitosas como madres

    La maternidad no va a dar ingresos financieros, más bien requiere mucha inversión, y tampoco es algo que vaya a traer reconocimiento intrínseco. Es probable que sea un trabajo que pase desapercibido y no sea valorado, pero es una labor que también deja esa sensación de deber cumplido, cuando la aceptamos como un regalo y la abrazamos como parte de lo que somos ahora.

    Es muy probable que si conseguimos resignificar lo que es el éxito, y dejamos de concebirlo desde el punto de vista financiero y profesional, vamos a ser mejores. Tendremos una identidad y un autoconcepto más saludable y también disfrutaremos más de lo que cada temporada de la vida nos trae.

    ¿Qué es lo que Dios me creó para ser? Nótese que no dice hacer, sino ser. Porque es la escencia de lo que somos lo realmente importante. Podemos cambiar de profesión, dejar nuestro trabajo y recomenzar algo totalmente nuevo, pero lo que somos nos acompañará donde quiera que vayamos.  Creo que la respuesta a esa pregunta podría ser un excelente punto de partida para comenzar a resignficar el éxito. Si descubirmos esa respuesta, y la usamos como motivación para alcanzar eso que Dios diseñó que seamos, tal vez estaríamos bastante cerca de ser exitosos.

2 comentarios:

  1. Excelente entrada Luz Marina. Me pude identificar a medida se desarrollaba la lectura, porque llegué a sentirme tal cual. Tu artículo perfila como un recurso de gran ayuda para las nuevas y futuras mamás, pues les motiva a disfrutar cada etapa de la maternidad y a verse exitosas, en vez de sentirse abrumadas en su rol de madres.

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  2. Sí, yo creo que muchas mamás pasamos por esas situaciones.

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