miércoles, 19 de diciembre de 2018

Maternidad: Mitos y Leyendas




No sabía yo que tantas supersticiones y creencias rodeaban la maternidad hasta que supe que estaba embarazada y comenzó la avalancha de opiniones, la mayoría fundamentadas en cuentos de las abuelas que han pasado de generación en generación y que hoy en pleno siglo 21 siguen presentes en las mentes de muchos.
Antes de seguir debo aclarar que estoy muy segura de que todas esas opiniones llegan a la madre, sobre todo si es primeriza, con las mejores intenciones de ayudar en este proceso en que todo es nuevo. Sin embargo, puede volverse un poco estresante si las voces llegan a ser demasiadas.
Apenas supimos de mi embarazo comenzamos a oír muchos consejos y tabúes, incluso de desconocidos en la calle. Es impresionante como una barriga notable de 25 semanas en adelante te vuelve el centro de atención en muchos casos, y emergen los expertos en los temas relacionados con el embarazo, el nacimiento, la crianza, etc. Algunos de los consejos recibidos forman parte del acervo popular. He aquí algunos de ellos:
  • ·         Hay que comer por dos.
  • ·         Si tienes la cara de esta forma es niño, si la tienes de esta otra es niña.
  • ·         La mujer embarazada no puede hacer ejercicio, ni las labores normales del hogar.
  • ·         Si ves la luna llena o un eclipse estando embarazada le salen lunares en la cara al bebé
  • ·         Si una mujer embarazada le cae a correazos a un árbol frutal, éste puede dar más frutos. Sólo para primerizas.
  • ·         Si tienes mucha acidez durante el embarazo es porque el bebé tiene mucho cabello.
  • ·         Si no se cumplen los antojos de la madre, el bebé puede nacer con la boca abierta.
  • ·         Si una mujer embarazada te corta el cabello se pone más abundante.
  • ·         Una mujer embarazada no debe tejer, porque el cordón umbilical del bebé se puede enrollar en su cuello.



       El objetivo de este artículo no es refutar cada uno de estos mitos, ni fomentar el escepticismo en estos asuntos populares. Sólo quiero recordar todo lo que me han dicho a mí, y a tantas mujeres embarazadas en el curso de la historia. Pero si pensaba que al finalizar el embarazo iba a terminar la lluvia de fantasías, estaba muy equivocada. Realmente, ¡se pone peor! Nada atrae más consejos no solicitados que cargar un bebé recién nacido en brazos. Cuando Marcela nació los fetichismos se multiplicaron por la enésima potencia.  Lo siguiente es una pequeña muestra de ellos:
  • ·         Si el bebé llora y no quiere tomar del pecho es que lo eructó y por eso ya no le gusta.
  • ·         Que le ponga leche materna en los ojos para que se le queden claros. (Ella lo hizo con sus hijos y le funcionó)
  • ·         Las mujeres menstruando o embarazadas no pueden cargar bebés  recién nacidos porque se ponen pujones.
  • ·         Que ponga el primer pañal con meconio (la primera caca) del bebé en el techo a llevar sol para que no se pusiera pujón.
  • ·         Para quitarle lo “pujón” a un bebé hay que acostarlo en el piso y que una muchacha virgen le pase por encima, en cruz, cuatro veces.
  • ·         No se puede dar pecho en el sol porque se seca la leche.
  • ·         No se puede cortar ni coser nada mientras se tienen los puntos de sutura porque no se sanan.
  • ·         No se le pueden cortar las uñas al bebé antes de que se le caiga el ombligo porque se le pone aguado, es decir no se sana.
  • ·         Si a un bebé se le corta el cabello, tendrá dificultades para hablar.
  • ·         Si el bebé eructa el seno, se le debe pasar un peine y poner al bebé a mamar al revés.
  • ·         Si lo cargas mucho, se va a acostumbrar a los brazos y después no va a querer más nada.
  • ·         No puedes comer esto o aquello.

Esto es un botón de muestra de todo lo que tiene que escuchar una mujer embarazada y una madre primeriza. Muchas madres sucumben ante este tsunami de información no veraz, otras tantas preferimos informarnos de mano de los profesionales y expertos. Sin embargo, por no prestar atención a la cultura popular muchas veces somos señaladas y criticadas.
En mi caso, pasé todo el embarazo en Amazonas, donde trabajo junto a mi esposo, y fueron muchos los “no puedes…” que tuve que escuchar: No puedes ir a la comunidad, no puedes comer esto o aquello, no puedes andar en moto, etc. Una vez una persona me dijo: ¿Qué hace usted cambimbiando por ahí todavía? Tenía más o menos cinco meses de embarazo en ese momento, y con cambimbear se refería a estar en Amazonas (donde vivo) y visitar la comunidad donde mi esposo y yo trabajamos (en auto por supuesto). A veces sentía que la gente pensaba que Leover y yo éramos locos o que no teníamos sentido común; tenía que recordarme que sólo se preocupaban por nosotros y por el bienestar de la bebé.  
Llevar a un niño en el vientre durante nueve meses, traerlo al mundo y cuidar de él son tareas complicadas que se pueden hacer todavía más pesadas llevando a cuestas el peso de los mitos y leyendas de la maternidad.

PD: Estos mitos fueron colectados con la colaboración de las @mamisqueamamantan. Muchas gracias por su colaboración.
Si conoces algún mito que no fue tenido en cuenta, puedes compartirlo en los comentarios si deseas.

sábado, 15 de diciembre de 2018

EN RETROSPECTIVA: Trabajar entre indígenas y no tener hijos


Mi esposo Leover y yo hemos servido en comunidades indígenas durante más de cinco años., y este tiempo ha sido muy especial para nosotros, durante el cual hemos aprendido mucho de las diferentes culturas con las que hemos interactuado, además de que hemos hecho muy buenas amistades con muchas de las familias con quienes hemos servido.
                Una de las primeras cosas que uno aprende cuando se desenvuelve entre las comunidades es que la familia tiene un papel fundamental para ellos, y además que éstas suelen ser muy numerosas (aunque pareciera que esa tendencia está comenzando a cambiar).
                En la mayoría de los casos, dos personas muy jóvenes se juntan para formar una familia, y muy rápido comienzan a tener hijos. Como en la mayoría de las culturas no occidentalizadas, el tener hijos es muy importante para cada matrimonio; de hecho, no tenerlos puede ser interpretado como un veto de la naturaleza, como algo negativo, todo desde su forma de ver el mundo. Cuando ocurre que pasado el tiempo una pareja no puede tener hijos surgen ciertas preguntas: ¿Por qué no pueden tener hijos? ¿Qué han hecho que no se les ha dado hijos? ¿No saben hacer hijos? ¿Qué pueden hacer para comenzar a tener hijos?, etc.
Cuando nosotros comenzamos a viajar a las comunidades y a trabajar entre ellos, notamos que el hecho de ser un matrimonio que servía juntos era una gran puerta abierta. Si alguno de nosotros hubiese llegado siendo soltero a hacer el mismo trabajo, las oportunidades no habrían sido las mismas. Por un lado, el hecho de estar casado te da una especie de autoridad entre ellos, pero por otro lado surge una pregunta lógica ¿cuántos hijos tienen? Normalmente no preguntan si tienes hijos, sino cuántos. Si la respuesta, como en nuestro caso, es que no tienes hijos, la siguiente pregunta lógica es ¿por qué no tienen hijos? O ¿cuándo van a tenerlos?
Pareciera que para ellos no es natural ser un matrimonio sin hijos; estos son la consecuencia natural de la formación de una pareja. Muchas veces tuvimos que responder el mismo interrogatorio. En algunas ocasiones encontramos mucha empatía, pero otras veces encontramos respuestas muy duras y hasta ofensivas (para nosotros, seguramente para ellos no lo era así). En una ocasión, una hermana nos dijo: “es que ustedes no saben hacer hijos”. No recuerdo exactamente la respuesta que le dio mi esposo, pero sé que esas palabras quedaron rondando en mi cabeza por varios días y pensaba: ¡si ella supiera lo mucho que lo anhelamos!
Después de tener un poco más de confianza, algunas familias amigas se tomaron muy en serio la tarea de ayudarnos a concebir haciendo uso de sus conocimientos de medicina tradicional. En más de una oportunidad nos encontramos con que nos esperaban con un jarabe, medicina, toma o receta. Yo me las tomaba sabiendo que en las plantas Dios depositó muchas propiedades que han sido descubiertas y aprovechadas por los hermanos indígenas durante muchísimos años, y además interpretando cada medicina de esas como un gesto de interés y de amor de los hermanos hacia nosotros. Ellos anhelaban que nosotros pudiéramos tener hijos, siempre estaban preguntando si sus guarapos habían hecho efecto, si estaba embarazada, etc. Por eso, cuando Dios concedió nuestra petición estábamos ansiosos de poder contarles a nuestros amigos en las comunidades que finalmente estábamos esperando a nuestro retoño. Sabíamos que ellos iban a contentarse con nosotros, porque nos habían acompañado en la espera.
Tenemos la certeza de que los amigos que Dios nos ha regalado en las comunidades donde hemos servido se alegraron mucho con la noticia, y de hecho han estado muy pendientes del desarrollo del embarazo y del nacimiento de Marcela. Damos gracias a Dios por esas hermosas amistades que tanto apreciamos y oramos que el Señor nos permita visitarles junto a nuestra hija en un futuro no muy lejano.

domingo, 2 de diciembre de 2018

Lecciones de las primeras semanas como madre


  •       No siempre las cosas salen como las planeamos. Deseamos y oramos durante los nueve meses de embarazo para tener un parto normal debido a que la recuperación es más rápida de esa manera, entre otros muchos beneficios; sin embargo, al acercarse la fecha pautada para el nacimiento de Marcela parecía que el proceso del parto no comenzaba a marchar. Hice todos los ejercicios que nos recomendaron hacer: caminé, reboté en un balón terapéutico, hice cuclillas, y nada. Llegada la fecha límite intentamos una inducción del parto (con una inyección que produce las contracciones), pero después de seis horas de trabajo de parto sólo había dilatado tres centímetros por lo que los médicos decidieron realizar una cesárea. Eso me puso un poco triste porque no era lo queríamos, pero al final todo salió bien. Marcela nació sanita, y yo estoy recuperándome poco a poco de la cirugía, de la cual debo decir es bastante dolorosa.

  • ·         La amábamos desde que estaba en la barriga, pero cuando la vimos por primera vez se creó un vínculo muy fuerte con esta personita tan pequeñita que ha venido para hacernos mejores personas. Es como un sello inquebrantable en el corazón, que además fortalece nuestro matrimonio y hace que nos amemos más profundamente. La carita de nuestra hija es un retrato de lo mucho que nos amamos.





  • ·         Es más fácil cuidarla dentro de la barriga que afuera de ella. Son tantas cosas a las que hay prestarles atención: curar su ombligo, cambiar a tiempo sus pañales, su alimentación (la lactancia es otro capítulo aparte sobre el que se puede escribir un libro), su aseo, hasta de qué color es su caca, etc (el etc es realmente largo). Realmente es un reto, pero sobre todo es una lección de humildad en cuanto nos ‘obliga’ a poner la mayor parte de nuestra atención en otra persona aparte de nosotros mismos. El simple hecho de escuchar a una persona toser cerca de ella, activa mi MODO: Mamá Osa, y mi instinto protector (el cual muchas veces dudé que tuviera) se enciende rápidamente.

  •       La cantidad de consejos no solicitados es abrumadora, y lo peor es que muchos se contradicen entre sí, causando un estado de confusión total en padres primerizos como nosotros. Realmente si uno le pone atención a todos puede volverse loco. Sabemos que lo hacen con mucho amor y con el interés de ayudar, pero la mayoría de las veces no se dan cuenta de que producen mucho estrés a unos ya estresados padres primerizos.

  • ·         Unos padres, sobre todo si son primerizos, requieren una red de apoyo. Una red de personas que les ayuden con algunas tareas que son importantes pero que les quitan tiempo y energía que podrían dedicarle al retoño. Pero lo más importante es que dicha red le conceda a los padres espacio suficiente para tomar las decisiones relacionadas con los cuidados del bebé. Afortunadamente, nosotros como familia hemos contado con el apoyo y el respeto de nuestra familia extendida, además de las oraciones de nuestra familia en la fe. Esto lo apreciamos inmensamente y rogamos a Dios que les bendiga y les retribuya lo que hacen por nosotros.



·      Este artículo comenzó a escribirse realmente durante la primera semana de vida de Marcela pero, como he aprendido rápidamente, un proyecto tan sencillo como este es un poco más complicado de lo que era antes. Para este momento, Marcela ya tiene 23 días de nacida, y he disfrutado mucho estos días en que me he podido dedicar 100% a cuidar de ella, esto gracias a que mi mamá (la primera semana) y mi esposo el resto del tiempo se han dedicado a las demás tareas de la casa. Estas atenciones son un regalo de Dios porque he podido estar enfocada por completo en el cuidado de Marcela en estas primeras semanas en las que todo es nuevo para ella y para mí.