lunes, 22 de abril de 2019

Por primera vez en Amazonas

Marcela ha sido una niña viajera desde que tenía un mes de Nacida. Se estrenó yendo a San Felipe, en el Estado Yaracuy, y desde entonces ha viajado mucho.
En San Felipe, Estado Yaracuy
Sin embargo, fue hasta los tres meses que pudo visitar Amazonas. Ese es un viaje por tierra muy largo al que su papá y yo estamos acostumbrados, pero que esta vez sería diferente porque llevamos con nosotros nuestro regalito.
Emprendimos nuestro viaje con más equipaje que de costumbre porque llevábamos la cunita de Marce, su asiento para el carro, su maleta, además de nuestras cosas. Hicimos una parada en San Fernando de Apure para descansar y seguimos al siguiente día hacia nuestra casa en Puerto Ayacucho. 
El calor en el llano estuvo muy fuerte porque es época de sequía por estos lados. Gracias a Dios Marcela se portó como una campeona a pesar del calor y durmió gran parte del recorrido. 
Una vez en casa, Leover invirtió casi dos días limpiando y quitando el polvo de los cuatro meses que no estuvimos. Antes, cuando Marcela no estaba con nosotros, nos habríamos paso entre las telarañas e íbamos limpiando poco a poco, pero con Marcela no podíamos hacerlo así. 
Estos abuelitos amazonenses son un regalo de Dios. Ellos nos dieron asilo mientras la casa se ponía en orden, y vemos el amor de Dios a través de ellos.  
Cuando la casa estuvo lista, comenzamos a ponernos al día con el trabajo en la comunidad, fuimos a visitar a los hermanos para que conocieran a Marcela y Leover comenzó a planear las materias faltantes y el calendario de actividades.
A pesar de su edad, ella siempre tiene buen humor y su tranquilidad es la nuestra.

Ese día que fuimos con Marcela nos guardaron Simuto, gusano de moriche. Deliciosos! Sabe a chicharrón!





Marcela de visita en Cardenalito

 
El mes y medio que estuvimos allá transcurrió luchando con el calor que estuvo muy fuerte, pero Marcela se portó muy bien a pesar de los retos, incluido un apagón nacional que nos tuvo sin electricidad y sin comunicación tres días y medio. 
Marcela fue por sus vacunas del cuarto mes. Ese día no fue divertido.
Durante ese mes disfrutamos de los abuelos amazonenses de Marcela, de los hermanos de la iglesia, le pusimos las vacunas de los cuatro meses (del lado colombiano de la frontera), le comenzaron las molestias en las encías y se dio vuelta ella solita por primera vez. Realmente nos sorprende lo despierta que es. 
Marcela es una niña única, enviada del cielo especialmente a estos padres trotamundos. Ella se adapta muy bien (acorde con su edad) y nos enamora cada día con su sonrisa y su buen humor. Si ella sonríe, la tierra sigue girando. 
Esta es la sonrisa que nos hace suspirar.
El viaje de regreso fue más intenso aún porque lo hicimos en un solo día, el calor terrible y Marce que quiso pasar todo el viaje pegada en el pecho. Pero sobrevivimos.
Una aventura de muchas que tendremos en el futuro.
No sabemos lo que Dios nos tiene preparados, pero sí sabemos que estaremos juntos en cada paso.